Papá Noel Jerome Powell se ha adelantado. Para la última gota que colma el vaso, en 2023, la Fed ha sacado toda la artillería pesada. Ni los más optimistas habrían soñado con algo mejor. Los miembros del Comité de Política Monetaria han modificado significativamente sus posiciones desde el pasado mes de septiembre, como puede verse en el siguiente gráfico de puntos (el famoso dot-plot).

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Fuente: Bloomberg

Los puntos amarillos representan las expectativas actuales de los distintos miembros de la Fed, mientras que los grises reflejan las de septiembre. Si todo va como se espera, la Reserva Federal estadounidense podría recortar sus tipos de interés oficiales en 75 puntos básicos a finales de 2024, hasta el 4,625 (estimación mediana).

Credibilidad en entredicho

Es cierto que el mercado anticipa el doble, pero en cualquier caso, estamos muy lejos del famoso planteamiento "higher for longer". Podemos cuestionar legítimamente la credibilidad del Presidente, que hasta hace muy poco aseguraba que la Fed no bajaría los tipos hasta que la inflación volviera al 2%. Sin embargo, en el espacio de unas pocas semanas, con el IPC subyacente (excluyendo energía y alimentos) subiendo a una tasa anual del 4,0% en noviembre, ya se habla de un recorte de tipos.

Regreso al futuro

Si tuviera que trazar un paralelismo histórico, diría que Estados Unidos está disfrutando de un "revival" de 1972. Durante aquel año electoral, Arthur Burns, entonces presidente de la Fed, cedió a las presiones de Nixon para introducir la flexibilización cuantitativa, lo que provocó que la inflación volviera a dispararse unos meses más tarde. Irónicamente, 50 años después, Joe Biden espera repetir la "hazaña" de su predecesor y ganar un segundo mandato. Afirma a quien quiera escucharle que la Fed es demasiado estricta...

Mientras tanto, el rendimiento del bono estadounidense a 10 años superó el umbral del 4,10%, lo que debería confirmar una nueva relajación hacia el 3,26%.