La intensificación de la crisis presupuestaria alemana está golpeando a la primera economía europea donde más le duele: en su reputación como socio fiable para la industria, parte de la cual teme ahora que Berlín no cumpla sus promesas de financiar proyectos ecológicos y de otro tipo.

Además de abrir un agujero de 60.000 millones de euros (65.000 millones de dólares) en los planes de gasto del gobierno para 2024, la sentencia del Tribunal Constitucional plantea cuestiones más amplias sobre las ayudas a los grandes proyectos industriales que se suponía iban a ser apoyados con dinero público.

Entre ellos se incluyen los planes de ArcelorMittal, el segundo mayor fabricante de acero del mundo, de gastar 2.500 millones de euros para descarbonizar sus acerías alemanas, esfuerzos que dependen de un apoyo gubernamental ahora incierto.

"Estamos decepcionados y, sobre todo, preocupados, ya que aún carecemos de decisiones de financiación y, por tanto, de perspectivas para nuestra producción industrial en Alemania", declaró Reiner Blaschek, responsable de la división alemana de ArcelorMittal.

Calificó de "flagrante negligencia" la incapacidad del gobierno para encontrar una solución rápida al estancamiento presupuestario, destacando las posibles consecuencias para Alemania, que ya está luchando por mantener su lugar como emplazamiento industrial de primer orden.

El canciller Olaf Scholz dijo el viernes en un mensaje de vídeo que el gobierno estaba rehaciendo rápidamente el presupuesto para 2024 y que todas las decisiones necesarias se tomarían este año.

El rival alemán de ArcelorMittal, SHS Stahl-Holding-Saar, tampoco ha recibido un compromiso formal de Berlín para apoyar una inversión de 3.500 millones de euros destinada a reducir drásticamente las emisiones de CO2 en sus hornos.

El Consejero Delegado, Stefan Rauber, declaró que había que encontrar una solución en cuestión de días, no de semanas, y que necesitaba una decisión antes de finales de año para hacer realidad el programa.

"Lo que estamos viendo aquí es devastador para Alemania como lugar de negocios a nivel mundial. Y cuanto más tiempo pase, peor será", afirmó.

Además de los 6.000 millones de euros de inversiones en acero, otros sectores potencialmente afectados por la sentencia judicial incluyen 4.000 millones de euros en el área de la microelectrónica y 20.000 millones de euros para la producción de células de baterías, según un documento del Ministerio de Economía visto por Reuters.

También afecta a los llamados acuerdos de protección del clima, que se supone que ayudan a la industria a protegerse de las oscilaciones de los precios de la electricidad, según el documento. Anteriormente se habían estimado en 68.000 millones de euros.

'NO ES COMPETITIVO

Alemania ha sido criticada durante mucho tiempo por su insuficiente inversión en infraestructuras económicas clave: el FMI repitió este año un llamamiento a Berlín para que creara más margen fiscal para invertir en el futuro del país.

Los críticos dicen que su freno a la deuda consagrado constitucionalmente, que pone límites muy estrictos a la cantidad de nueva deuda que puede asumir, es una herramienta política un tanto arbitraria que restringe el espacio para esas inversiones.

La decisión del tribunal de bloquear la reasignación de los fondos no utilizados de la pandemia a inversiones verdes ha arrojado dudas sobre el destino de otros vehículos de financiación extrapresupuestaria y una nube sobre los futuros planes de gasto en 2024 y más allá.

Los comentarios de la industria reflejan una amplia preocupación por el hecho de que limitará la capacidad de Alemania para mantener sus compromisos de financiación de grandes proyectos de expansión, incluidos algunos de Intel, la taiwanesa TSMC e Infineon.

Para empeorar las cosas, la agitación presupuestaria crea una nueva capa de problemas cuando Alemania ya está luchando por la inversión con emplazamientos en Asia y Estados Unidos, y se enfrenta al riesgo de que los grandes actores industriales trasladen sus sedes al extranjero.

La Ley de Reducción de la Inflación (IRA) ha proporcionado a las empresas marcos normativos claros, incluso en el campo naciente del hidrógeno, que es clave para los esfuerzos de Alemania por conseguir que su industria sea neutra en carbono.

"Si existe la impresión... de que no es seguro recorrer este camino con las empresas alemanas... entonces los fabricantes de plantas buscarán la IRA y otros proyectos en EE.UU., simplemente porque la seguridad de la inversión está ahí", afirmó Bernhard Osburg, director general de Thyssenkrupp Steel Europe.

Aunque preocupa lo que el agujero presupuestario significa para los proyectos a corto plazo, crece el temor de que pueda debilitar la capacidad de Alemania para copatrocinar la transformación a más largo plazo de sus industrias.

A algunos les preocupa que también puedan descarrilarse los planes de bajar los precios de la energía para la industria, un esfuerzo clave para mantener la competitividad de pesos pesados de la química como BASF y Wacker Chemie.

"Las industrias importantes de Alemania, como la química o la siderúrgica, necesitan precios de la energía económicos", declaró Oliver Blume, consejero delegado del primer fabricante europeo de automóviles Volkswagen, al Frankfurter Allgemeine Zeitung.

"Actualmente no somos competitivos a escala mundial".

(1 dólar = 0,9168 euros) (Reportaje de Christoph Steitz y Tom Kaeckenhoff; Reportaje adicional de Andreas Rinke; Edición de Catherine Evans)