Los grandes inversores del Deutsche Bank descargaron el viernes su frustración contra el principal prestamista alemán, describiendo los problemas de su negocio Postbank como una vergüenza que daña la confianza.

Las quejas en la asamblea general anual de Deutsche Bank se produjeron después de que el banco revelara que una larga demanda judicial que alega que pagó de menos por su compra de Postbank podría costar hasta 1.300 millones de euros (1.400 millones de dólares).

Andreas Thomae, de Deka Investment, se dirigió directamente al consejero delegado del Deutsche Bank, Christian Sewing: "Esta noticia nos ha golpeado como un rayo. Ha destruido una vez más la confianza, algo que el Deutsche Bank no puede permitirse".

Aunque Deutsche presentó recientemente unos beneficios mejores de lo esperado, lleva años luchando por integrar plenamente Postbank. Poco después de decir que había completado la integración tecnológica, unos fallos dejaron a los clientes sin acceso a sus cuentas durante semanas.

"Los problemas con la migración informática de Postbank son una vergüenza. Un banco no debería dejar a sus clientes en la estacada como hizo Postbank", afirmó Alexandra Annecke, gestora de fondos de Union Investment.

Dijo que el asunto planteaba dudas sobre si el Deutsche Bank sería capaz de hacer frente a las oportunidades de fusión y adquisición que pudieran surgir.

El consejero delegado Sewing dijo a los accionistas que el banco lamentaba los fallos y que el Deutsche no había estado a la altura de las expectativas.

Las provisiones tendrán un impacto negativo en los resultados, pero no cambian la estrategia de la empresa, añadió. (1 dólar = 0,9200 euros) (Reportaje de Tom Sims Edición de David Goodman)