La coalición alemana está sopesando opciones como suspender el freno de la deuda del país para este año, a medida que intensifica sus esfuerzos para encontrar una salida a una crisis presupuestaria cada vez más profunda provocada por una sentencia judicial que ha obligado a congelar las nuevas promesas de gasto.

Los planes financieros de la mayor economía de Europa se vieron trastocados la semana pasada por una sentencia del Tribunal Constitucional que impidió al gobierno reasignar 60.000 millones de euros (65.440 millones de dólares) de fondos no utilizados de la pandemia a inversiones ecológicas.

El tribunal dictaminó que la maniobra presupuestaria era incompatible con las restricciones a la deuda consagradas en la constitución alemana.

Los tres partidos de la incómoda coalición del canciller socialdemócrata (SPD), Olaf Scholz, con los Verdes y los proempresariales Demócratas Libres (FDP), intentan encontrar una solución para que se mantengan el mayor número posible de compromisos, y para que se ajusten a la legalidad.

Las conversaciones entre varios grupos de altos cargos políticos de todos los partidos se prolongaron durante todo el día, y entre las opciones figuran la elaboración de un presupuesto suplementario para 2023 y la suspensión de un freno autoimpuesto a la deuda, antes de reinstaurarlo para el próximo año.

La presión es tanto más intensa cuanto que las conversaciones para el presupuesto del próximo año se encuentran en la recta final.

Tras interrumpir las deliberaciones la semana pasada, los expertos presupuestarios de la coalición tienen previsto reunirse de nuevo el jueves para discutir el gasto del próximo año antes de que la Cámara Baja del Bundestag lo debata la semana que viene, culminando en una votación el 1 de diciembre.

Subrayando la gravedad de la situación, el gobierno ya ha impuesto a los ministerios la congelación de la mayoría de los nuevos compromisos de gasto.

También ha bloqueado el gasto del Fondo de Estabilización Económica de 200.000 millones de euros para este año, según se desprende de una carta vista por Reuters, y una fuente gubernamental dijo a Reuters que el gobierno quería cerrar el fondo a finales de año.

LA INDUSTRIA PIDE CLARIDAD

Casi todas las partidas de gasto que aún no han sido aprobadas formalmente están en el aire. Entre las incertidumbres se encuentra la ayuda militar a Ucrania.

El ministro de Economía de los Verdes, Robert Habeck, ha advertido de que el lugar de Alemania como centro de inversiones está en juego, al igual que los puestos de trabajo, y los jefes de la industria han pedido claridad rápidamente.

"La industria alemana contempla la actual situación política con la mayor preocupación", declaró Siegfried Russwurm, presidente de la asociación industrial BDI.

Hasta ahora, Berlín se ha atenido a un acuerdo de 10.000 millones de euros en subvenciones con el fabricante de chips estadounidense Intel, que desarrollará dos plantas de fabricación de chips.

Una fuente gubernamental ha declarado a Reuters que la suspensión del freno de la deuda, que se levantó entre 2020 y 2022 para amortiguar el impacto de la pandemia de COVID y la invasión rusa de Ucrania, tendría que seguir las directrices establecidas en la sentencia judicial.

Uno de los obstáculos a la reforma del freno de la deuda, que limita el déficit presupuestario estructural de Alemania al equivalente del 0,35% del producto interior bruto, ha sido el ministro de Finanzas, Christian Lindner. Su partido proempresarial, el FDP, es un firme defensor de la disciplina fiscal y de los impuestos bajos.

La Comisión Europea declaró el martes que la política fiscal de la zona euro será más estricta el próximo año. El 15 de noviembre había pronosticado que el déficit presupuestario agregado de los 20 países que utilizan el euro caería al 2,8% del PIB en 2024 desde el 3,2% en 2023. (1 dólar = 0,9168 euros) (Reportaje de Holger Hansen, Christian Kraemer, Andreas Rinke; Redacción de Madeline Chambers; Edición de Miranda Murray y Alex Richardson)