Emanuela Orlandi, hija de un ujier vaticano, no regresó a casa el 22 de junio de 1983 tras una clase de música en Roma. Tenía entonces 15 años y vivía con su familia en el interior del Vaticano. Su desaparición es uno de los misterios más perdurables de Italia.

El caso entró en un nuevo capítulo el martes, cuando su hermano Pietro se reunió con el fiscal jefe del Vaticano, Alessandro Diddi, a quien Francisco ha dado vía libre para llegar al fondo del caso.

Tras hablar con Diddi durante más de ocho horas, Pietro Orlandi apareció en un programa de televisión en el que reprodujo parte de una grabación de audio con la voz de un hombre que, según Orlandi, formaba parte de un grupo de delincuencia organizada con el que los medios de comunicación italianos han especulado durante décadas que podría estar implicado en la desaparición de su hermana.

La voz del presunto mafioso dice que hace más de 40 años se llevaron niñas al Vaticano para abusar de ellas y que el Papa Juan Pablo sabía de ello.

Orlandi dijo entonces con sus propias palabras en el programa: "Me dicen que Wojtyla (apellido del Papa Juan Pablo II) solía salir por las noches con dos monseñores polacos y desde luego no era para bendecir casas".

Los comentarios causaron una tormenta y fueron condenados por los responsables vaticanos en los últimos días, antes de que el propio papa entrara en la polémica en su discurso de mediodía ante unas 20.000 personas en la plaza de San Pedro.

"Seguro de interpretar el sentir de los fieles de todo el mundo, expreso un pensamiento agradecido a la memoria de san Juan Pablo II, que en estos días ha sido objeto de insinuaciones ofensivas e infundadas", dijo Francisco.

La multitud, en su mayoría italiana, rompió en aplausos.

Diddi convocó el sábado a la abogada de Pietro Orlandi, Laura Sgro. El Vaticano dijo que ella invocó privilegios abogado-cliente. Sgro dijo a Reuters el domingo que Juan Pablo no surgió en su conversación con Diddi, añadiendo en un mensaje de texto: "Nunca he cuestionado la santidad de Juan Pablo II".

Orlandi dijo a Reuters el domingo por teléfono que era "correcto que Francisco defendiera a Juan Pablo II". Orlandi añadió que durante la aparición televisiva estaba "repitiendo lo que otros habían dicho. Ciertamente, yo mismo no lo vi".

El director editorial del Vaticano, Andrea Tornielli, condenó anteriormente los comentarios de Orlandi como un vilipendio "sórdido" del pontífice, que dirigió la Iglesia católica de 1978 a 2005 y fue declarado santo en 2014.

El cardenal Stanislaw Dziwisz, que fue secretario de Juan Pablo II durante todo su mandato, calificó las acciones de Orlandi de "innobles, irreales, risibles si no trágicas, incluso criminales".

En las últimas cuatro décadas se han abierto tumbas, se han exhumado huesos de sepulturas olvidadas y han abundado las teorías conspirativas en los intentos por determinar qué fue de Emanuela Orlandi.

El caso, que ha sido objeto de investigaciones intermitentes en Italia y el Vaticano, ha atraído de nuevo la atención mundial tras el estreno a finales del año pasado de la serie de Netflix "Vatican Girl".

Ahora tendría 55 años.