El acuerdo, que prevé la formación de un gobierno civil y cuenta con el firme apoyo de la comunidad internacional, pretende poner fin al vacío político que siguió al golpe de Estado de octubre de 2021.

Pero la firma se pospuso por segunda vez a última hora del miércoles, ya que el ejército y las poderosas Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) paramilitares continuaron negociando sobre los compromisos que asumirían en materia de reestructuración militar.

El acuerdo se enfrenta a la oposición de los "comités de resistencia" prodemocráticos que rechazan las negociaciones con los militares y han liderado protestas antimilitares desde el golpe, que descarriló una transición política anterior.

El jueves celebraron las mayores manifestaciones masivas vistas este año en todo Sudán para conmemorar el cuarto aniversario de la sentada de 2019 que condujo al derrocamiento del gobernante autocrático Omar al-Bashir.

Las tensiones entre el ejército y la RSF han aflorado en las últimas semanas en torno al calendario propuesto para la integración de la RSF en el ejército, según fuentes políticas y militares. El ejército quiere dos años, mientras que la RSF dice que se necesitan 10 años y que la reestructuración debe incluir una reforma interna dentro del ejército, según las fuentes.

SEMBRAR LA DISCORDIA

También está en cuestión la dirección interina del ejército. El RSF ha sugerido que el jefe de Estado civil entrante en virtud del acuerdo sea incluido en un consejo conjunto de generales del ejército y del RSF.

En una declaración para conmemorar el aniversario de la sentada del 6 de abril, el jefe del ejército y presidente del Consejo Soberano, general Abdel Fattah al-Burhan, afirmó que seguía comprometido con el proceso político y que el retraso era necesario para "establecer marcos sólidos que preserven el impulso de la revolución".

Se podía oír a los manifestantes corear "ninguna milicia puede gobernar un país" en el centro de Jartum. Enormes multitudes bloquearon las principales carreteras y marcharon en varias ciudades, enfrentándose a los fuertes gases lacrimógenos disparados por las fuerzas de seguridad. Muchos fueron vistos rompiendo sus ayunos del Ramadán en la calle, según informaron reporteros de Reuters.

"Nuestra postura de 'ni asociación, ni negociación, ni legitimidad' ha quedado demostrada por ... los bloqueos colocados por los putchistas que quieren aferrarse al poder total. Todo lo que dicen ahora no son más que tácticas", declaró el activista Jaafar Khidir.

Las Fuerzas de la Libertad y el Cambio (FFC), una coalición de partidos civiles que respaldan el acuerdo, culparon del aplazamiento a elementos del proscrito Partido del Congreso Nacional de Bashir, que en las últimas semanas han hecho apariciones públicas en banquetes del Ramadán y otros actos.

"Sabemos que elementos del régimen depuesto están intentando activamente estropear el proceso político y sembrar la discordia entre las instituciones militares", declaró a Reuters Khalid Omer Yousif, destacado político civil y dirigente de la FFC.

En un comunicado, el FFC dijo que aunque estaban comprometidos con las conversaciones, "si se estancan... también desarrollaremos opciones alternativas".

Los líderes tribales que dicen sentirse excluidos del acuerdo previsto han amenazado con bloquear las carreteras hacia Jartum y en el este de Sudán, mientras que los grupos rebeldes que apoyaron el golpe han advertido del "caos" si sigue adelante.