Francia buscará el apoyo de otros países de la Unión Europea para establecer un precio mínimo para los vuelos en Europa, en un intento de reducir la contribución del sector de la aviación al cambio climático, según ha declarado el ministro de Transportes, Clement Beaune.

La medida, si se aprueba, afectaría a las compañías aéreas que ofrecen tarifas superbaratas. Pero puede que le cueste conseguir el apoyo suficiente entre los países de la UE, entre los que se encuentran naciones insulares que dependen del transporte aéreo y regiones con sectores turísticos impulsados por los vuelos de bajo coste.

El objetivo de Francia es "abrir el debate sobre el precio social y medioambiental justo de un billete de avión", dijo Beaune en comentarios escritos.

"No se trata de multiplicar por diez el precio de los billetes. ¿Por qué? Porque también hay gente que coge un avión una vez en la vida, que no tiene mucho dinero: también es una libertad, un medio de transporte que no puede reservarse sólo a los ricos", afirmó.

Funcionarios de la UE dijeron a Reuters que países como Holanda y Bélgica apoyan la idea en principio. Austria había propuesto anteriormente un precio mínimo, pero se enfrentaba a complejidades legales para sacarlo adelante, dijeron funcionarios de la UE.

"Creo que es un debate que tenemos que mantener a nivel de la UE", dijo Beaune.

Conseguir un apoyo más amplio podría resultar complicado. Las conversaciones entre los países de la UE sobre una propuesta para gravar el combustible de aviación contaminante han llegado a un punto muerto, ya que algunos gobiernos se oponen a aprobar medidas que podrían aumentar los precios para los votantes antes de las elecciones europeas del próximo año.

La UE cuenta con algunas medidas para frenar el impacto medioambiental de los vuelos. Los vuelos europeos pagarán un precio más alto por sus emisiones de CO2 en los próximos años, en virtud del mercado de carbono de la UE.

Un precio mínimo del billete podría perturbar el modelo de negocio de compañías como Ryanair, la mayor aerolínea europea, que ofrece tarifas superbaratas en algunas rutas dentro de Europa.

Ryanair cerró su base de dos aviones en el aeropuerto bruselense de Zaventem durante el invierno pasado, alegando el aumento de las tasas y los impuestos, después de que Bélgica introdujera una tasa de 10 euros por pasajero en los vuelos de menos de 500 km, y un gravamen de 2 euros por pasajero de salida en las rutas de la UE.

Los vuelos de salida supusieron alrededor del 5% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero de Europa en 2019, el año anterior a que la pandemia del COVID-19 redujera drásticamente el tráfico aéreo, según la Agencia de Seguridad Aérea de la UE. (Reportaje de Kate Abnett, información adicional de Joanna Plucinska, edición de Alexandra Hudson)