En su intervención en un seminario bancario, el presidente de la Asociación Italiana de Banca, Antonio Patuelli, opinó sobre las tensiones que se están gestando entre los bancos de la zona euro y los supervisores del BCE.

Las fricciones han saltado a la palestra a raíz de una reciente carta del presidente de Societe Generale, Lorenzo Bini Smaghi, en la que, según una fuente conocedora del asunto, se aireaban quejas sobre la excesiva implicación del banco central en las operaciones diarias de los prestamistas, incluida la asistencia a las reuniones de los consejos de administración.

Bini Smaghi declinó hacer comentarios sobre el asunto.

Algunas fuentes han declarado a Reuters que las relaciones entre los bancos y el BCE, que asumió la supervisión del sector hace menos de una década, se encuentran en un punto bajo.

Los reguladores fruncen el ceño, en particular, ante las promesas de distribución de capital que los jefes bancarios han hecho a los inversores, instando a una mayor cautela ante una recesión prevista cuya profundidad aún no está clara.

"Algunos banqueros están diciendo abiertamente lo que antes decían en privado", dijo Patuelli cuando se le preguntó por las tensiones.

"Sólo están siendo más comunicativos, pero las razones subyacentes son las mismas de siempre".

Para tensar aún más las relaciones, el BCE ha modificado las condiciones en las que concede préstamos a largo plazo a los bancos, privando al sector de una fuente de beneficios sin riesgo en un momento en el que los consumidores se enfrentan a una subida de precios.

Patuelli afirmó que no debería sorprender que los bancos italianos compraran menos deuda pública nacional tras la decisión del BCE.

En su intervención en el mismo seminario, el director general de la ABI, Giovanni Sabatini, dijo que a los supervisores del BCE les preocupaba que los bancos pudieran subestimar las provisiones necesarias contra las pérdidas de préstamos porque las medidas de apoyo que los gobiernos han desplegado contra la pandemia han mantenido artificialmente bajos los niveles de impago en los dos últimos años.

Los datos históricos alimentan los cálculos de los bancos sobre el riesgo de los activos que poseen y las fuentes han afirmado que al BCE le preocupa que los modelos de riesgo no capten la amenaza que supone la elevada inflación, dado que se trata de un fenómeno reciente.

Refiriéndose a la cuestión de la presencia de representantes del BCE en las reuniones de los consejos de administración de los bancos, Patuelli dijo que esto podría meterles en problemas si se mostraban incapaces de detener lo que más tarde se revelaba como fechorías.

"Un principio jurídico clave es que no impedir que algo ocurra equivale a ayudarlo", dijo Patuelli.

"Así que creo que sería 'prudente' que el BCE no enviara a sus representantes a las reuniones del consejo porque si se tomaran decisiones que resultaran no ser apropiadas y los supervisores del BCE no las combatieran con prontitud y eficacia, podría causar problemas al propio BCE".