El consejero delegado de Stellantis, Carlos Tavares, afirmó el jueves que el fabricante de automóviles necesitará todas sus fábricas italianas para alcanzar su objetivo de producción a largo plazo en ese país, en unas declaraciones conciliadoras que podrían aliviar las tensiones entre el fabricante europeo y Roma.

Tavares reiteró el compromiso acordado con el Gobierno italiano de aumentar la producción del fabricante de Fiat en el país hasta un millón de vehículos a finales de la década, desde los cerca de 750.000 vehículos del año pasado.

Sus comentarios en una rueda de prensa pueden aliviar los temores sobre posibles cierres de plantas en Italia, en particular el complejo de Mirafiori, en Turín, y Pomigliano, cerca de Nápoles.

"Para alcanzar el objetivo del millón... necesitamos todas nuestras plantas, lo que significa, por supuesto, que hay futuro para Pomigliano y Mirafiori", declaró Tavares después de que el fabricante de automóviles diera a conocer los resultados de 2023 con la promesa de aumentar su dividendo y lanzar un programa de recompra de acciones.

El tercer fabricante de automóviles del mundo por ingresos y el Gobierno italiano se han enzarzado en una agria guerra de declaraciones en el último mes.

La primera ministra Giorgia Meloni ha acusado a Stellantis, el único gran fabricante de automóviles del país, de tener en cuenta los intereses de Francia por encima de los italianos, y calificó el nacimiento del grupo como una "supuesta" fusión que "en realidad encubría una adquisición francesa".

Sin embargo, Roma ha aprobado a principios de este mes un nuevo plan de incentivos para la compra de automóviles, por valor de 950 millones de euros (1.000 millones de dólares) para este año.

"Estamos muy agradecidos al gobierno italiano", dijo Tavares, añadiendo que los cálculos de Stellantis mostraban que los incentivos añadían "automáticamente" 20.000 vehículos a la producción automovilística anual de Italia.

Las marcas de Stellantis incluyen Fiat, Jeep, Citroen y Alfa Romeo. (1 dólar = 0,9312 euros) (Reportaje de Giulio Piovaccari; Edición de Josephine Mason)