Las descargas escalonadas de agua comenzaron el pasado mes de agosto en lo que, según Japón, es un paso clave en el desmantelamiento de la central golpeada por un terremoto y un tsunami en 2011 en el peor desastre nuclear del mundo desde Chernóbil.

China y Rusia han prohibido las importaciones de marisco de Japón por preocupaciones de seguridad que Tokio ha dicho que son científicamente injustificadas.

En el cuarto vertido, unos 7.800 metros cúbicos (275.454 pies cúbicos) del agua tratada se enviarán al océano Pacífico, de forma similar a los tres vertidos anteriores, dijo Junichi Matsumoto, el funcionario de Tepco que supervisa la operación, en una presentación a los medios.

Como parte del plan de décadas para liberar el agua, el quinto y sexto vertidos se producirán durante el año fiscal que finaliza en marzo de 2025, mostró su presentación.

Japón afirma que el agua se trata para eliminar la mayoría de los elementos radiactivos excepto el tritio, un isótopo del hidrógeno que debe diluirse porque es difícil de filtrar.

Los niveles de tritio en las aguas circundantes desde el vertido inicial han cumplido las normas predeterminadas y están por debajo de las directrices de la Organización Mundial de la Salud sobre la calidad del agua potable, dijo Matsumoto.

Tras detener inicialmente todos los reactores nucleares después del desastre de Fukushima de 2011, Japón ha comenzado a reincorporar gradualmente la energía nuclear a su combinación energética mientras intenta recortar su huella de carbono y reducir las importaciones de combustibles fósiles.

Pero el fuerte terremoto que sacudió la prefectura japonesa de Ishikawa el día de Año Nuevo provocó el vertido de agua de las piscinas de combustible nuclear gastado y fugas de aceite en la central nuclear de Shika, que se encuentra parada en la región, lo que suscitó nuevas preocupaciones por la seguridad.

Akira Ono, jefe de desmantelamiento de Tepco, declaró en la misma sesión informativa del martes que su central nuclear de Kashiwazaki-Kariwa, la mayor del mundo, no observó "ningún daño específico" durante el terremoto del 1 de enero, que también afectó a la prefectura de Niigata, donde se encuentra la central.

La Autoridad de Regulación Nuclear de Japón levantó la prohibición de funcionamiento de la central nuclear de Kashiwazaki-Kariwa pocos días antes del reciente terremoto, pero se desconoce el momento de su reanudación.