El océano es como un "abrazo materno", dice Kim Jung-ja, una surcoreana que bucea en apnea sin oxígeno, con un traje de neopreno negro, máscara y aletas para recoger a mano abulón, pepino de mar y otras especies marinas que lleva al mercado.

Ahora se pregunta si la ocupación tradicional que ha ejercido durante más de 60 años, como una de las haenyeo, o "mujeres del mar", cambiará para siempre, después de que Japón empezara a verter en el Pacífico agua radiactiva procedente de su central nuclear de Fukushima.

"Por favor, ayúdennos", suplicó. "Por favor, no descarguen".

Kim, de 73 años, cuya madre le enseñó a bucear a los 10 años, dice que ella y muchos de los miembros de su menguante comunidad en la ciudad costera meridional de Gijang temen que su oficio centenario se vea devastado por el vertido, que se espera que dure décadas.

Se trata de la última amenaza para su profesión, después del cambio climático, la contaminación y el fuerte descenso del número de mujeres dispuestas a enfrentarse a las aguas, a menudo heladas, para recoger marisco.

Con 507 mujeres registradas, Kim pertenece al mayor grupo de haenyeo de la ciudad portuaria de Busan, pero sólo unas 300 siguen en activo, la mayoría de ellas envejecidas. La más joven tiene 65 años. Temen ser las últimas mujeres del mar.

"El gobierno japonés está llevando una guerra sin espadas ni pistolas contra el mundo entero", dijo Kim, que se unió a las concentraciones de protesta frente al consulado japonés en la ciudad coreana de Busan para exigir que se abandone el plan.

"El mundo entero debería levantarse en armas para detenerlos".

PREOCUPACIONES DESATENDIDAS

Sin embargo, teme que ni el gobierno de Corea del Sur ni el de Japón escuchen las preocupaciones de sus pescadores y consumidores.

Japón ha dicho que el vertido de agua es seguro. El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) aprobó el plan en julio, por considerar que satisface las normas internacionales, con un impacto "insignificante" sobre las personas y el medio ambiente.

Corea del Sur ha dicho que respeta la revisión del OIEA.

La liberación del jueves por parte del operador de la central, Tokyo Electric Power Co Ltd (TEPCO), forma parte de un largo y difícil proceso de desmantelamiento que ha provocado protestas de China y preocupación pública en Corea del Sur.

Kim cree que el vertido contaminará las aguas que rodean la península coreana, mientras que las autoridades pesqueras y los comerciantes temen que las preocupaciones por la seguridad mantengan alejados a los consumidores.

Los haenyeo bucean de octubre a julio cada año, manteniendo los meses de verano fuera de temporada, para permitir que lo que Kim llama "criaturas marinas bebé" desoven y crezcan en "nuestro precioso mar" que han trabajado duro para proteger.

"Haenyeo no debe desaparecer en mi generación", dijo Kim. Ella y sus colegas tuvieron que suspender sus planes de crear una escuela para formar a las mujeres más jóvenes en el oficio tras conocerse el plan de Japón.

"Los jóvenes deberían conservar este maravilloso trabajo, pero el vertido de agua de Fukushima nos perturba enormemente", añadió. (Reportaje de Minwoo Park; Edición de Jack Kim y Clarence Fernandez)