Por Jörn Poltz

Vestido con su característico cuello alto negro y gafas sin montura, el que fuera director general Markus Braun dijo que no tenía conocimiento de ninguna falsificación o malversación y que creía que dirigía un negocio legítimo y saneado.

Braun, de 53 años y nacido en Austria, y otros dos ex directivos de Wirecard, Oliver Bellenhaus y Stephan von Erffa, están siendo juzgados por cargos que incluyen manipulación del mercado y fraude y se enfrentan a hasta 15 años de cárcel cada uno si son declarados culpables.

Braun se encuentra en prisión preventiva desde la quiebra de Wirecard en 2020, que sacudió al establishment empresarial alemán y sometió a un intenso escrutinio a los políticos que la respaldaron y a los reguladores que tardaron años en investigar las acusaciones contra la firma.

"No tenía conocimiento de falsificación o malversación", declaró Braun ante un tribunal de Munich, describiendo el descubrimiento del agujero de 1.900 millones de euros (2.000 millones de dólares) en el balance de Wirecard como un "día de dolor" para accionistas y empleados.

En los intercambios iniciales del juicio el año pasado, Bellenhaus, que se convirtió en un testigo clave tras entregarse a las autoridades, pintó a Braun como un "director general absolutista" que llevaba la voz cantante en el corazón de una vasta estafa.

Braun, que sólo ha hablado brevemente antes en el juicio para confirmar sus datos personales, se opuso a esa caracterización, diciendo que se había basado en lo que creía que era una contabilidad y una auditoría adecuadas.

Al comienzo de un testimonio que se espera que se prolongue durante varios días, Braun volvió a contar sus primeros años en Wirecard, describiendo una startup en dificultades en la que él y otros directivos trasnochaban y trabajaban con un sentido de misión.

"En realidad no había vida fuera de la empresa", dijo, hablando en todo momento con voz tranquila y concentrada.

Al comienzo del juicio, en diciembre, los fiscales acusaron a los acusados de formar parte de una banda que inventó enormes sumas de ingresos fantasma mediante transacciones falsas con empresas asociadas para engañar a acreedores e inversores.

Los abogados de Braun han alegado que Bellenhaus fue el principal autor del fraude en Wirecard, que empezó procesando pagos por pornografía y apuestas en línea y llegó a ser una empresa de primera línea del DAX valorada en 28.000 millones de dólares.