La reunión tendrá lugar a última hora del jueves, el último día de la cumbre de tres días, declaró Chen Xiaodong en una sesión informativa. Ese día se ha reservado para actos en los que participen los más de 70 países invitados como "amigos" del bloque BRICS, formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.

El martes, Xi realizará una visita de Estado al presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, en Pretoria, y posteriormente viajará a Johannesburgo para asistir a la cumbre, en el que será su quinto viaje a Sudáfrica desde que accedió a la presidencia en 2013.

Las interacciones de China con los líderes africanos seguirán a la cumbre Rusia-África celebrada el mes pasado en San Petersburgo, en la que el presidente ruso, Vladímir Putin, mantuvo un encuentro con los 17 jefes de Estado africanos que asistieron de los 54 países africanos invitados.

Chen dijo que Xi y los líderes africanos elaborarán un plan de cooperación para crear empleo y mejorar los medios de vida en África.

"Las iniciativas estarán en consonancia con las necesidades de reestructuración y mejora económica de África", afirmó.

Asistirán el presidente senegalés, Macky Sall, actual presidente del Foro de Cooperación China-África, el presidente de la Unión Africana y de Comoras, Azali Assoumani, y representantes de las ocho comunidades económicas regionales de África.

Aún no está claro cuántos jefes de Estado asistirán a la cumbre de los BRICS del 22 al 24 de agosto, pero funcionarios sudafricanos afirmaron que se había invitado a más de 70.

Aunque China ha estado impulsando activamente la expansión del grupo, sus miembros han discrepado sobre los criterios para los nuevos Estados miembros.

Entre 2000 y 2020, los prestamistas chinos, en su mayoría bancos estatales, acordaron prestar 160.000 millones de dólares a países africanos, según la Universidad de Boston, y las empresas chinas también han realizado grandes inversiones en minería en el continente.

Los compromisos de préstamo se dispararon después de que Xi lanzara la "Iniciativa de la Franja y la Ruta" en 2013 para financiar infraestructuras en los países en desarrollo, pero luego cayeron bruscamente desde un máximo de 28.400 millones de dólares en 2016 a 1.900 millones en 2020.