El periódico Australian Financial Review dijo que un medio de comunicación chino había informado de que las importaciones agrícolas, especialmente de carne, procedentes de Australia y Nueva Zelanda podrían suspenderse debido a la preocupación por la fiebre aftosa.

"Somos conscientes de los rumores. La embajada australiana en Pekín ha estado en contacto con las aduanas chinas y no se ha emitido ninguna notificación formal", dijo un portavoz del departamento de agricultura australiano en un comunicado enviado por correo electrónico.

Steve Ainsworth, director de Acceso al Mercado del Ministerio de Industrias Primarias de Nueva Zelanda, dijo que las exportaciones continuaban con normalidad.

"Hemos hecho averiguaciones con las autoridades chinas, incluso a través del personal de nuestra embajada en China. Estas averiguaciones confirman que los productos neozelandeses siguen pasando por la frontera", dijo en un comunicado.

Ni Australia ni Nueva Zelanda han informado de ningún caso de fiebre aftosa entre el ganado. Pero ambas naciones están tomando precauciones adicionales de bioseguridad después de que el virus animal se encontrara en el popular destino vacacional indonesio de Bali.

La fiebre aftosa es una enfermedad animal altamente contagiosa que afecta al ganado bovino, ovino, caprino y porcino, pero no supone una amenaza para los seres humanos. Los modelos del gobierno australiano proyectan que un brote generalizado de fiebre aftosa en el país podría tener un impacto económico directo estimado en unos 80.000 millones de dólares australianos (56.000 millones de dólares).

(1 dólar = 1,4251 dólares australianos)