El crecimiento económico de África cayó al 3,2% el año pasado frente al 4,1% en 2022, según informó el viernes el Banco Africano de Desarrollo, que no obstante prevé un mayor crecimiento este año para todas las regiones excepto África central.

El BAfD dijo que la inestabilidad política y la ralentización económica de China estaban agravando los choques de la COVID-19 y la guerra de Rusia en Ucrania.

La cifra final para 2023 fue inferior al crecimiento del 3,4% que el BAfD había previsto en noviembre. También recortó sus estimaciones de crecimiento regional para África central y septentrional, en medio de una recesión en Guinea Ecuatorial, productor de petróleo, y de las secuelas de las devastadoras inundaciones en Libia.

"Los choques que azotan a las economías africanas desde 2020 han dañado el crecimiento, con implicaciones a largo plazo", dijo el banco en un informe.

A pesar de las sacudidas que azotan la región, 15 países africanos registraron un crecimiento económico superior al 5% el año pasado, según el BAfD, entre ellos Etiopía, que está reestructurando su deuda externa, Costa de Marfil, la República Democrática del Congo, Mauricio y Ruanda.

El banco prevé un crecimiento más rápido en todas las regiones excepto en África central en 2024, y considera que África meridional seguirá siendo la más rezagada, con un 2,2% frente al 5,7% de África oriental.

Los "flojos resultados de África meridional reflejan el continuo estancamiento económico de Sudáfrica", según el banco, que prevé que la mayor economía de la región, que celebra elecciones nacionales este año, crezca un 1,1% en 2024, frente al 0,8% del año pasado.

"Esta decepcionante situación económica ha agravado el desempleo, la pobreza y la desigualdad persistentemente elevados del país y le ha impedido cosechar los dividendos democráticos en los 30 años transcurridos desde el final del gobierno de la minoría blanca", afirmó el BAfD.

Nigeria, la mayor economía de África Occidental, crecerá un 2,9% en 2024, 0,4 puntos porcentuales más que el año pasado, ya que una moneda fuertemente devaluada hace subir la inflación, exacerbando una crisis del coste de la vida.

En Egipto, se prevé que la elevada inflación y la escasez de divisas arrastren el crecimiento hasta el 3,7% este año, frente al 4% en 2023. (Reportaje de Rachel Savage;)