Los inversores han ganado claramente una batalla. En varias ocasiones hemos informado sobre la disonancia entre las expectativas de los mercados, por un lado, y las de los miembros de la Fed, por otro. Desde hace varios meses, los operadores creen que el endurecimiento monetario ha llegado a su fin y que la Fed podrá por fin adoptar una postura más acomodaticia, como ha hecho desde la gran crisis financiera de 2007-2009. Con esta idea en mente, y sin esperar confirmación de los bancos centrales, los índices bursátiles han subido con fuerza.

También hay que decir que, además de la retórica dovish adoptada por los miembros del poderoso comité directivo de la Reserva Federal, las últimas cifras de inflación apuntan todas en la misma dirección: la desaceleración está en marcha. El jueves pasado, por ejemplo, el IPC subyacente deflactado se situó en línea con las expectativas en el 3,5% interanual, frente al 3,7% del mes anterior. Otra forma de ver que la inflación está cayendo de forma generalizada es dar un paso atrás y observar el siguiente gráfico, que muestra una serie de índices de precios estadounidenses.

Taux

Fuente: Bloomberg

Por extensión, los rendimientos se han relajado significativamente: el rendimiento estadounidense a 10 años se dirige hacia el 4,10%, mientras que el bund alemán, tras alcanzar el objetivo del 3,01%, acaba de romper su media móvil de 200 días en el 2,55% en un contexto de indicadores matemáticos bajistas que apuntan a una caída hacia el 2,18%. Este umbral, que podemos situar junto al 4,10% del equivalente estadounidense, será especialmente interesante de observar y marcará la pauta para 2024.