Los líderes de la UE reconocen el riesgo de que los requisitos "Made in USA" de los 369.000 millones de dólares de ayudas de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) atraigan a algunas empresas a Estados Unidos. La concentración anunciada por Tesla en la producción de baterías allí se considera un buen ejemplo.

Sin embargo, los riesgos se ven compensados no sólo por los importantes incentivos europeos existentes, sino también por otros factores -como la proximidad a los consumidores europeos- que muchas empresas citan como decisivos en sus decisiones.

Marzo será un mes crucial, ya que Bruselas instará a Washington a flexibilizar las normas de contenido sobre los créditos fiscales al consumo para los vehículos eléctricos (VE) antes de que el Departamento del Tesoro estadounidense establezca las directrices.

La Comisión Europea también presentará propuestas legislativas antes de una cumbre de líderes sobre la competitividad de la UE. Hasta qué punto debe Europa suavizar las normas sobre ayudas estatales será una cuestión clave.

El think tank Bruegel afirma que las ayudas de la UE ya están a la par, o incluso superan, al dinero del IRA. Además, más de la mitad de las ayudas del IRA se destinan a la producción de energías renovables, y los requisitos de contenido local desempeñan un papel muy limitado.

Muchas empresas con sede en Europa afirman que el IRA debería estimular la inversión verde estadounidense, pero no a expensas de Europa.

El director financiero del fabricante de automóviles Stellantis, Richard Palmer, afirmó que el IRA no estaba teniendo un impacto significativo porque se centraba en el suministro local de baterías y en la producción de vehículos eléctricos en los principales mercados, y que ésta era la única forma de ser competitivos.

Ilham Kadri, consejera delegada del grupo químico belga Solvay, afirmó que la proximidad a los clientes era clave y añadió que seguía siendo "muy alcista" en Europa.

Francesco Starace, director ejecutivo de la eléctrica italiana Enel, dijo que no creía que las empresas se trasladaran a Estados Unidos únicamente por las diferencias en las subvenciones.

"Hay mucho dinero en busca de buenas inversiones, así que la verdadera cuestión es: ¿tienes una buena idea?", declaró a Reuters.

EE.UU. frente a la UE: ¿quién gasta más en subvenciones ecológicas? https://www.reuters.com/graphics/EU-INDUSTRY/USA/xmpjknegdvr/chart.png

OTRAS PARTES DE LA ECUACIÓN

Una encuesta de la Cámara Alemana de Comercio e Industria (DIHK) publicada el miércoles mostraba que una de cada 10 empresas alemanas tiene previsto trasladar su producción a otros países, y Norteamérica aparecía como la región con mejores perspectivas de negocio. Una de las razones citadas fueron los costes energéticos.

El gobernador del banco central belga, Pierre Wunsch, afirmó que es probable que el encarecimiento de la energía y de las emisiones de carbono en Europa tenga un mayor impacto que el IRA, lo que podría suponer para algunas empresas "la gota que colme el vaso".

"Es posible que en algunos sectores muy intensivos en energía, las nuevas actividades se vayan a EE.UU. o quizá a Asia, pero ganaremos en otros simplemente porque el tipo de cambio se ajustará", dijo.

Su opinión de que la inversión está impulsada por factores distintos de las ayudas estatales encuentra eco en algunas empresas.

Henrik Anderson, director ejecutivo del fabricante danés de aerogeneradores Vestas, se declaró "bastante en contra" de las subvenciones estatales, señalando los permisos para parques eólicos, muchos de ellos concedidos a nivel local, como un obstáculo importante.

"Hay 80 gigavatios de retraso en la concesión de permisos en Europa. En algunos lugares se tardan ocho años", afirmó.

La próxima legislación de la Comisión incluye planes para abordar la concesión de permisos, junto con una Ley de Materias Primas Críticas para impulsar la resistencia del suministro.

Holger Goerg, presidente en funciones del Instituto de Kiel para la Economía Mundial, afirmó que las subvenciones masivas serían un despilfarro de dinero, ya que a menudo beneficiarían a empresas tecnológicas ya muy rentables.

No obstante, ve un lugar para ayudas muy específicas, como las destinadas a promover nuevas tecnologías ecológicas.

LA REALIDAD DE EE.UU.

Otros ya han defendido la necesidad de subvenciones específicas para promover las tecnologías verdes en una fase temprana y garantizar ciertos niveles de producción de baterías y otros productos para que la UE sea más resistente y dependa menos del suministro exterior.

Algunos ejecutivos afirman que en lugar de proporcionar más subvenciones, Europa necesita simplemente mejorar la forma en que se conceden.

El gigante químico alemán BASF afirma que no trasladará la producción fuera de Europa, pero señala que los créditos fiscales estadounidenses ofrecen un mejor incentivo para la inversión que las ayudas puntuales a la inversión de la UE.

Estados Unidos no es una panacea para las empresas europeas, entre otras cosas por las dudas sobre el enfoque que pueda adoptar la próxima administración estadounidense.

David Kleimann, investigador visitante de Bruegel, afirmó que las empresas de Estados Unidos también se enfrentan a retos normativos y a dificultades para abastecerse de materiales locales.

"La principal conclusión a la que podemos llegar es que el IRA nos ha ayudado a hacer balance de lo que realmente estamos haciendo bien, y quizá de dónde podemos mejorar reduciendo la burocracia o aumentando las subvenciones a la innovación", afirmó.