"Les pido disculpas por no haber sido capaces de frenar la pérdida de confianza acumulada a lo largo de los años y por haberles decepcionado", declaró Axel Lehmann.

Lehmann, que es presidente desde hace un año, dijo que hasta la semana en la que se anunció la fusión forzosa con su rival UBS, había creído en un cambio de rumbo exitoso para el banco, pero que la rápida espiral descendente de los acontecimientos hizo que "el banco no pudiera salvarse".

La adquisición apresurada por parte de UBS, para la que Suiza invocó la legislación de emergencia, pasó por alto a los accionistas de Credit Suisse, que de otro modo habrían tenido voz y voto, y aniquiló en gran medida el valor de sus participaciones.

"Los que al final están al timón, también son responsables. Por lo tanto, incluyéndome a mí", dijo Lehmann.