Credit Suisse engañó a las autoridades sobre el espionaje a su personal y mintió a los inversores sobre un préstamo corrupto a Mozambique, dijeron los reguladores, pintando un panorama sombrío de la decadencia cultural en el banco mundial.

Las fuertes multas anunciadas a última hora del martes por los reguladores británicos y estadounidenses en el caso de Mozambique, así como la rara reprimenda de los reguladores suizos por el asunto del espionaje, marcan el punto más bajo de un banco suizo que en su día fue un pilar de la economía.

Credit Suisse, que en abril nombró presidente al experimentado banquero Antonio Horta-Osario para frenar la podredumbre, dijo en respuesta que condenaba el espionaje y que había tomado medidas "decisivas" para mejorar su gobernanza y reforzar el cumplimiento.

No obstante, los escándalos, unidos a las fuertes pérdidas derivadas de la quiebra de la oficina familiar estadounidense Archegos y el golpe que ha sufrido la clientela del banco por la desaparición del financiero británico Greensill, han suscitado un debate sobre el refuerzo de los controles bancarios suizos.

"Los escándalos ponen de manifiesto un problema cultural", afirma Gerhard Andrey, legislador del Partido Verde en el Parlamento suizo, que aboga por una regulación más estricta. "Necesitamos más poder para atajar los altos cargos de estos bancos, que siempre salen indemnes de estos escándalos".

Vincent Kaufmann, director general del asesor de inversiones suizo Ethos, pidió el miércoles a Credit Suisse que retire las primas pagadas a los directivos implicados en los distintos escándalos y que considere la posibilidad de emprender acciones legales contra ellos.

El martes, Credit Suisse fue sancionado con 547 millones de dólares por los reguladores británicos y estadounidenses por los préstamos secretos concedidos a Mozambique, cuyo descubrimiento hizo que los donantes retiraran su apoyo al país del sur de África y provocó su colapso económico.

El Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ) dijo que Credit Suisse había ocultado la verdadera naturaleza de los préstamos, que estaban destinados a pagar una flota pesquera de atún, incluyendo el pago de 200 millones de dólares en sobornos a sus banqueros y funcionarios del gobierno en Mozambique.

"Credit Suisse, a través de su filial en el Reino Unido, participó en una conspiración criminal global para defraudar a los inversores", dijo el fiscal estadounidense Breon Peace en el comunicado del DOJ.

El DOJ dijo que Credit Suisse tendría que pagar a los reguladores británicos y estadounidenses 475 millones de dólares, después de tener en cuenta los créditos y otras resoluciones.

En nombre del fiscal general de Mozambique, Keith Oliver, del bufete de abogados Peters & Peters, dijo que era un "paso importante hacia la obtención de una reparación completa para el pueblo de Mozambique" y que el país llevaría a los responsables ante la justicia.

OBSERVACIÓN INJUSTIFICADA

La serie de escándalos de Credit Suisse ha hecho tambalear la fe en el banco suizo fundado para financiar la construcción de la red ferroviaria nacional que atraviesa los Alpes.

Los accionistas han abandonado el banco a raíz de la serie de malos titulares y de sus tibios resultados. Sus acciones han bajado un 14% este año, mientras que el índice de valores suizos ha subido un 11%.

Por otra parte, los reguladores suizos acusaron el martes a Credit Suisse de haberles engañado sobre la magnitud del espionaje que estaba llevando a cabo el banco, en un escándalo que forzó la salida el año pasado del director general Tidjane Thiam.

La crisis estalló cuando Iqbal Khan, el antiguo gestor de patrimonio estrella de Credit Suisse, que había desertado a su archienemigo UBS, se enfrentó a un detective privado que le seguía por el centro de Zúrich.

A medida que salían a la luz más detalles, un investigador privado involucrado en el escándalo se suicidó, intensificando la protesta. Sin embargo, Credit Suisse ha minimizado en varias ocasiones este y otro episodio de espionaje como incidentes aislados.

Pero la Autoridad de Supervisión del Mercado Financiero de Suiza, FINMA, dijo el martes que el banco planificó operaciones de espionaje en siete ocasiones entre 2016 y 2019, y llevó a cabo la mayoría de ellas.

Dijo que el banco había tratado de cubrir sus huellas utilizando servicios de mensajería de texto externos y "facturas rudimentarias". Dijo que varios miembros de la junta ejecutiva fueron informados del espionaje planificado a un empleado en Asia en 2019.

Al criticar a los bancos por las graves deficiencias en su gobernanza, la FINMA dijo que había iniciado procedimientos de ejecución contra tres personas.

El banco dijo que lamentaba no haber "asegurado que toda la información relevante estuviera fácilmente disponible" para la FINMA y que condenaba cualquier "observación injustificada".

Los escándalos han enfurecido a los funcionarios de la FINMA, que se esfuerzan por exigir responsabilidades a los banqueros porque las normas suizas sólo les permiten sancionar a los directores si están directamente implicados en las infracciones, y no por los fallos generales de gestión.

A pesar de los más de 15.000 millones de dólares en pérdidas y sanciones en los últimos años en Credit Suisse, los accionistas disidentes tampoco lograron destituir al presidente Urs Rohner antes de que se retirara este año.

Cedric Wermuth, legislador suizo del Partido Socialdemócrata, respaldó las peticiones de controles bancarios más estrictos.

"Tendremos más casos como éste en el futuro a menos que tengamos una regulación más fuerte", dijo.