El antiguo ejecutivo de Exxon Mobil, de 66 años, quedó segundo tras Tshisekedi en las polémicas elecciones de 2018.

Su partido, Compromiso para la Ciudadanía y el Desarrollo, la Unión Africana y la influyente Iglesia Católica del Congo cuestionaron el resultado y Fayulu impugnó los resultados ante los tribunales.

Desde entonces se ha mantenido como un firme crítico de la presidencia de Tshisekedi, amenazando con boicotear los comicios del 20 de diciembre en protesta por el supuesto fraude relacionado con la lista de votantes, una decisión que ahora dice que habría jugado a favor de sus oponentes.

"Muchos preferían que me mantuviera al margen, mejor para hacer trampas", declaró en una conferencia de prensa en la capital, Kinshasa, afirmando que registraría formalmente su candidatura ante la comisión electoral el 4 de octubre.

En un esfuerzo por permitir un mayor escrutinio, su partido está presionando para que los resultados electorales se anuncien por colegios electorales, a diferencia de la votación de 2018, en la que los sondeos preelectorales habían pronosticado que Fayulu ganaría por goleada.

"Seguiremos luchando por la transparencia en las elecciones, y si no la tenemos en el censo electoral, la tendremos en el seguimiento de las elecciones", declaró Fayulu.

SE ESPERA QUE TSHISEKEDI VUELVA A PRESENTARSE

Tshisekedi, hijo del querido líder de la oposición congoleña durante muchos años, Etienne Tshisekedi, afirma que ganó las elecciones de 2018 limpiamente. Prometió erradicar la corrupción y el autoritarismo y ha rechazado las acusaciones de grupos de derechos y críticos de que se ha quedado corto en este objetivo.

La coalición gobernante tiene previsto confirmar a Tshisekedi como su candidato presidencial en una ceremonia el domingo.

En respuesta a las críticas a la lista electoral, el organismo electoral congoleño contrató en mayo a expertos internacionales para realizar una revisión, y éstos la declararon fiable. Pero Estados Unidos, la Unión Europea y otras potencias occidentales han expresado conjuntamente su preocupación por la gestión de la auditoría.

El periodo previo a los comicios ha sido tenso durante meses, con varios candidatos de la oposición quejándose de retrasos y problemas con el proceso electoral que, según ellos, les perjudican.

En mayo, las fuerzas de seguridad dispararon gases lacrimógenos y libraron batallas campales en las calles con los manifestantes antigubernamentales que protestaban por supuestas irregularidades en el censo electoral.