El alcalde de Moscú, Sergei Sobyanin, dijo que nacionalizaría la fábrica de automóviles de Renault en la ciudad, después de que el fabricante de automóviles occidental dijera que vendía su negocio local tras el inicio del conflicto en Ucrania.

La planta, que según Sobyanin tiene una "larga y gloriosa historia", será reutilizada para producir la marca de turismos Moskvich, que se fabricó por última vez hace dos décadas.

"El propietario extranjero ha decidido cerrar la planta Renault de Moscú. Tiene derecho a hacerlo, pero no podemos permitir que miles de trabajadores se queden sin trabajo", dijo Sobyanin en su blog. "En 2022, abriremos una nueva página en la historia del Moskvich".

El Moskvich, que significa "oriundo de Moscú", se fabricó por primera vez en la Unión Soviética y fue diseñado para ser un coche de pasajeros robusto y asequible, con piezas fabricadas en Rusia y en la Alemania Oriental comunista.

Tras el colapso de la Unión Soviética, el fabricante del coche fue privatizado y posteriormente se declaró en quiebra.

Todavía hay casi 200.000 coches Moskvich matriculados en Rusia, de los cuales 46.000 tienen más de 35 años, según la agencia de análisis Autostat.

HECHO EN RUSIA

Para Sobyanin, que calificó el coche de "legendario", el regreso del Moskvich puede resultar prácticamente difícil, según el jefe de Autostat, Sergei Tselikov.

"Se necesitan al menos dos años y un millón de dólares para desarrollar un nuevo coche", dijo Tselikov cuando se le preguntó sobre los planes para revivir la marca de la era soviética.

Sobyanin dijo que la reactivada planta de Moscú fabricaría inicialmente coches convencionales con motores de combustión, pero que en el futuro produciría coches eléctricos.

Dijo que estaba trabajando con el Ministerio de Comercio de Rusia para abastecerse del mayor número posible de componentes de automóviles de Rusia, y que el fabricante de camiones ruso Kamaz actuaría como principal socio tecnológico de la planta.

En un comunicado, Kamaz dijo que, aunque apoyaba la decisión del alcalde, las cuestiones relativas a la cooperación tecnológica seguían siendo objeto de debate y que haría una declaración oficial una vez que se resolvieran esas cuestiones.

Rusia califica sus acciones en Ucrania de "operación especial" para desarmar a Ucrania y protegerla de los fascistas. Ucrania y Occidente dicen que la acusación de fascismo no tiene fundamento y que la guerra es un acto de agresión no provocado.