La medida se produce en un momento en que las grandes empresas de bienes de consumo se enfrentan a una creciente presión legal y de reputación para que limpien sus cadenas de suministro a nivel mundial.

Nestlé, la mayor empresa de alimentos envasados del mundo, se ha comprometido a gastar 1.000 millones de dólares de aquí a 2030 en su plan para abastecerse de café de forma sostenible, que ahora incluye esfuerzos para aumentar los ingresos de los agricultores.

La empresa afirmó que, en el marco de este plan, ha ofrecido a unos 3.000 caficultores de países en desarrollo como Costa de Marfil, Indonesia y México incentivos condicionales en metálico para animarles a realizar la transición a prácticas agrícolas regenerativas.

Éstas incluyen el uso de fertilizantes orgánicos para mejorar la fertilidad del suelo, la plantación de árboles de sombra que protejan los granos de café y el cultivo intercalado para preservar la biodiversidad. Estas dos últimas medidas también pretenden ofrecer a los agricultores fuentes de ingresos adicionales.

"Hemos observado tendencias alentadoras, como la mejora de los ingresos en algunos países y el aumento de la adopción de importantes prácticas regenerativas", afirma el grupo ecologista Rainforest Alliance, que ayuda a Nestlé a realizar evaluaciones de impacto.

Un importante informe sobre el café publicado en 2021 afirmaba que había pocas pruebas de que los esfuerzos de las principales empresas cafeteras del mundo por proteger los derechos humanos y el medio ambiente estuvieran teniendo algún impacto, y que la mayoría de los agricultores no podían financiar el cultivo sostenible del café.

En parte como resultado del fracaso de los esfuerzos voluntarios de las empresas para abastecerse de forma sostenible, la Unión Europea ha acordado una ley histórica destinada a impedir que las empresas importen materias primas y productos relacionados con la deforestación en cualquier parte del mundo.

Según el informe, el sector del café está valorado en 200.000-250.000 millones de dólares al año a nivel minorista, pero los países productores reciben menos del 10% de ese valor cuando exportan los granos, y los agricultores incluso menos que eso.

Alrededor de 125 millones de personas en todo el mundo dependen del café para su subsistencia, mientras que se calcula que el 80% de las familias caficultoras viven en el umbral de la pobreza o por debajo de él, según las organizaciones sin ánimo de lucro Fairtrade y Technoserve.

(Este artículo se ha vuelto a redactar para eliminar las palabras superfluas del párrafo 2)