Un estudio tras otro ha demostrado que para 2050 aproximadamente la mitad de la tierra utilizada actualmente para cultivar café, especialmente la de la variedad arábica de alta calidad, podría ser improductiva debido al aumento de las temperaturas, la sequía y las enfermedades.

Mientras tanto, las multinacionales se enfrentan a una mayor presión legal y de reputación, tanto por parte de los consumidores como de los gobiernos, para que limpien sus cadenas de suministro mundiales en la lucha contra el cambio climático.

La Comisión Europea ha propuesto varias leyes destinadas a prevenir y, en el caso del trabajo forzado, prohibir la importación y el uso de productos vinculados a abusos contra el medio ambiente y los derechos humanos.

Nestlé, que ya se ha comprometido a abastecerse de todo su café de forma sostenible para 2025, dijo que ahora también se propone, para esa fecha, que el 20% de su café se cultive utilizando prácticas agrícolas "regenerativas".

Éstas incluyen la plantación de cultivos de cobertura para proteger el suelo, el uso de fertilizantes orgánicos para mejorar la fertilidad del suelo y el aumento del uso de la agrosilvicultura y los cultivos intercalados para preservar la biodiversidad, todo ello con el objetivo de reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030.

La empresa, en un comunicado en el que anunciaba su plan de duplicar el gasto en el abastecimiento sostenible de café, afirmó que está "comprometida a apoyar a los agricultores que asuman los riesgos y los costes asociados al paso a la agricultura regenerativa", y ofrecerá programas destinados a ayudarles a mejorar sus ingresos.

Un importante informe sobre el café publicado el año pasado afirmaba que hay pocas pruebas de que los esfuerzos de los principales tostadores y comerciantes de café del mundo por evitar los abusos contra los derechos humanos y el medio ambiente estén teniendo algún impacto, ya que la mayoría de los agricultores operan con pérdidas y son incapaces de producir de forma sostenible.

El sector del café está valorado entre 200.000 y 250.000 millones de dólares al año a nivel minorista, según el informe, pero los países productores reciben menos del 10% de ese valor cuando exportan los granos, y los agricultores incluso menos que eso.

Alrededor de 125 millones de personas en todo el mundo dependen del café para su subsistencia, mientras que se calcula que el 80% de las familias caficultoras viven en el umbral de la pobreza o por debajo de él, según las organizaciones sin ánimo de lucro Fairtrade y Technoserve.

(1 dólar = 0,9900 francos suizos)