Se espera que los datos de diciembre muestren una caída del 10,0% en los envíos al exterior respecto al año anterior, después de que las cifras de noviembre registraran un descenso anual del 8,7%, según la mediana de las previsiones de 29 economistas participantes en la encuesta. Esto supondría la peor lectura desde febrero de 2020.

Se espera que las importaciones hayan caído a un ritmo más lento, un 9,8% en diciembre, tras una caída del 10,6% en noviembre.

Los datos comerciales reales se publicarán el viernes.

Con muchos de los socios comerciales de China a punto de entrar en recesión, la demanda exterior se está enfriando, lo que no hace sino aumentar la presión a la que están sometidos los responsables políticos chinos para frenar las consecuencias económicas de la propagación del COVID.

Los subíndices de nuevos pedidos de exportación de las encuestas sobre la actividad de las fábricas chinas, tanto oficiales como del sector privado, ampliaron los descensos el mes pasado, y la cifra oficial fue la más baja desde abril de 2022.

"Las perspectivas comerciales podrían ser una de las principales amenazas para la ambición de crecimiento de China el próximo año", afirmaron los analistas de Citi en una nota. "Nos preocupa la demanda exterior en medio de los riesgos de recesión mundial... nuestro caso base es un modesto descenso de las exportaciones en 2023E", añadieron.

Pekín desmanteló a principios de diciembre sus normas de "circuito cerrado", lo que provocó una oleada masiva de infecciones que se dirigieron desde la capital a los centros de fabricación cercanos a Shanghái, incluidos los del delta del río Yangtsé.

El sistema de "circuito cerrado" en el que muchas plantas habían llegado a confiar en los últimos tres años empezó a desmoronarse a medida que aumentaban las cifras de infección entre los trabajadores.

El elevado número de trabajadores infectados ha provocado que varios fabricantes anuncien la introducción de un programa de producción reducido, entre ellos Tesla, que el mes pasado anunció que seguiría haciéndolo en su gigafactoría de Shanghái hasta este mes.

A los economistas también les preocupa que aumente el déficit fiscal entre China y Estados Unidos y la UE. "La actual ola de COVID podría durar al menos unos meses, para entonces es probable que Estados Unidos y la UE estén en recesión, lo que perjudicaría a las exportaciones chinas", escribió en una nota Iris Pang, economista jefe para la Gran China de ING.