El déficit presupuestario de Eslovaquia se disparó en 2023 en medio de las promesas de gasto previas a las elecciones y de la ayuda estatal a las personas afectadas por los altos precios de la energía.

El primer ministro izquierdista Robert Fico, que ganó las elecciones de septiembre para volver al poder tras años en la oposición, ha establecido un ritmo lento de consolidación este año, ya que el gobierno trata de mantener el nivel de vida y evitar un fuerte retroceso fiscal.

El FMI prevé que la deuda pública crezca hasta el 59,3% del producto interior bruto en 2024, desde el 57,9% estimado, antes de superar el 60% en los próximos años.

"Los directores subrayaron la necesidad de un compromiso sostenido con la consolidación fiscal, haciendo hincapié en la importancia de situar la deuda en una trayectoria descendente, reconstruir las reservas y prepararse para el aumento del gasto relacionado con el envejecimiento", declaró el FMI en un comunicado de prensa después de que su junta ejecutiva concluyera las consultas del Artículo IV de 2023.

"Una consolidación fiscal más ambiciosa en 2024, junto con medidas de ingresos y gastos claramente identificadas en los próximos años, deberían apuntalar estos esfuerzos".

Los directores del FMI también dijeron que Eslovaquia debería considerar la posibilidad de elevar los impuestos básicos sobre el valor añadido y otros tipos impositivos.

A principios de diciembre, la agencia de calificación Fitch recortó la calificación de la deuda eslovaca en un escalón, hasta "A-" con perspectiva estable, citando el deterioro de las finanzas públicas y una senda de consolidación poco clara.

El FMI espera que la economía eslovaca crezca un 2,1% este año y un 2,6% en 2025, tras una ralentización a una expansión del 1,1% en 2023, cuando la elevada inflación minó la actividad de los consumidores, un golpe amortiguado por el aumento del gasto público.