Las cancelaciones y retrasos de vuelos de más de tres horas en Europa aumentaron respecto a 2022 y 2019 durante el fin de semana festivo de Semana Santa, del 5 al 11 de abril, de forma más acusada en Francia y Gran Bretaña, según datos de la empresa de gestión de reclamaciones de vuelos AirHelp.

"La situación se deterioró rápidamente mientras Francia se hundía en la crisis de la reforma de las pensiones. El aeropuerto Charles de Gaulle se ha visto afectado negativamente, como destino y como centro de operaciones", declaró Olivier Ponti, vicepresidente de Insights de la empresa de datos de viajes ForwardKeys.

En Francia, donde el personal de control aéreo estuvo en huelga en las últimas semanas, el 62% de los vuelos llegaron a tiempo, en comparación con el 75% en 2022 y el 76% en 2019, antes de que la pandemia paralizara los viajes internacionales, según mostraron los datos de Airhelp compartidos con Reuters.

Unos 33.300 vuelos fueron cancelados este año durante la Semana Santa, frente a los 7.800 del año pasado, mientras que 9.000 vuelos sufrieron retrasos de más de tres horas, frente a los 6.800 del año pasado.

Los traslados y las estancias previstas a través del aeropuerto Charles de Gaulle de París cayeron alrededor de un 75% en comparación con los niveles de 2019 a mediados de marzo, según ForwardKeys.

El operador de los aeropuertos parisinos, Aeroports de Paris, estimó el lunes que perdió unos 470.000 pasajeros entre enero y marzo debido a las huelgas.

En Gran Bretaña, las huelgas en las fronteras también causaron trastornos en los aeropuertos de todo el país, siendo los de Londres los que sufrieron mayores retrasos, según AirHelp.

Alrededor del 73% de los vuelos llegaron a tiempo, frente al 76% en 2022 y el 81% en 2019. Hubo 33.700 vuelos cancelados, frente a los 26.600 del año pasado, mientras que 10.800 vuelos, que supusieron el 1% del total de vuelos, sufrieron retrasos de más de tres horas, frente a los 9.500 del año pasado.

PAGOS POR DERECHOS DE LOS PASAJEROS

Las continuas interrupciones derivadas de las prolongadas luchas laborales podrían suponer una escalada de costes para las aerolíneas que se han esforzado por mitigar los problemas, lo que ha llevado a algunos consejeros delegados a pedir a la Comisión Europea que intervenga.

Las vacaciones de Semana Santa de este año se consideraron una prueba importante de la capacidad del sector para hacer frente a la afluencia de viajeros tras haber añadido personal.

Pero preocupa especialmente que la continuación de las huelgas provoque un descenso del tráfico turístico, que este verano iba a recuperar los niveles anteriores a la pandemia.

Los billetes desde Europa al aeropuerto Charles de Gaulle cayeron un 30% respecto a 2019 durante la semana del 16 de marzo, según ForwardKeys, aunque sólo bajaron un 8% desde Estados Unidos.

Y parece que las huelgas van a continuar. El presidente Macron firmó el sábado un proyecto de ley profundamente impopular para elevar la edad de jubilación estatal, enfureciendo a los sindicatos que llamaron a continuar meses de protestas masivas, que comenzaron en enero de este año.

En Alemania, el aeropuerto de Hamburgo ha cancelado todas las salidas del jueves y el viernes debido a una huelga de los trabajadores del control de seguridad convocada por el sindicato Verdi.

La autoridad de tráfico aéreo Eurocontrol advirtió previamente de que los retrasos podrían continuar en el verano boreal, especialmente si las huelgas continúan.

El consejero delegado de Ryanair, Michael O'Leary, dijo el mes pasado que era un "escándalo" que las huelgas francesas hubieran bloqueado muchos vuelos sobre el espacio aéreo de Francia, interrumpiendo los servicios entre distintos países, incluido el concurrido mercado turístico entre Gran Bretaña y España.

Según las normas sobre los derechos de los pasajeros en Europa, los clientes de las aerolíneas que sufren retrasos de muchas horas tienen derecho a una indemnización, un punto delicado desde hace tiempo para las compañías aéreas que luchan con márgenes muy estrechos.

Las aerolíneas afirman que los aeropuertos y otras partes interesadas también deben pagar las indemnizaciones a los consumidores para que la carga no recaiga enteramente sobre ellas.