El tema "BMW Mini" se convirtió en el segundo más buscado en la plataforma china de medios sociales Weibo, con más de 93 millones de visitas, y los usuarios volvieron a publicar fotos y vídeos, junto con comentarios negativos, de un incidente que, según los medios locales, tuvo lugar el miércoles.

La polémica se produce en un momento en el que BMW y otros fabricantes de automóviles alemanes se han presentado en el salón del automóvil de Shanghái con toda su fuerza en un intento de luchar por mantenerse a la cabeza de las tendencias de consumo en el país, donde los rivales chinos han estado tomando agresivamente cuota de mercado.

Un vídeo mostraba a dos trabajadores diciendo a algunos visitantes locales del stand que el helado gratuito se había acabado, pero más tarde ofreciendo una tarrina a un asistente occidental.

"Esto ha acabado con mis buenos sentimientos hacia BMW", dijo un comentarista de Weibo.

Una persona familiarizada con el asunto dijo que el puesto había terminado de repartir 300 raciones de helado destinadas a los visitantes cuando se produjo el incidente y que el extranjero del vídeo era un empleado de BMW.

Los trabajadores eran empleados temporales contratados para la feria, no personal de BMW, dijo la persona, que declinó ser identificada debido a lo delicado del asunto.

BMW no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios de Reuters.

El Beijing Youth Daily citó a la empresa diciendo que el incidente fue un malentendido debido a la mala gestión de su personal y que estaban abordando el asunto.

El jueves no hubo reparto de helados en el stand y el personal de la planta dirigió a la empresa las preguntas sobre el furor en las redes sociales.

En las presentaciones realizadas a principios de esta semana, el director general de BMW, Oliver Zipse, habló de la importancia del mercado chino para la empresa, afirmando que muchas de las características de sus coches estaban inspiradas en China y que el país iba por delante de la curva global en tendencias automovilísticas.

En los últimos años, los consumidores chinos han vigilado más de cerca el comportamiento de las grandes marcas, volviéndose cada vez más críticos con las compañías extranjeras o las empresas locales por los desaires percibidos o por no respetar las reivindicaciones territoriales de Pekín.

En ocasiones, estas críticas han derivado en boicots por parte de los consumidores. En 2019, la marca de lujo italiana Dolce & Gabbana vio cómo se ralentizaban sus ventas en China tras enfrentarse a una reacción violenta por una campaña publicitaria que fue tachada de racista por los famosos y en las redes sociales.