Tras años luchando por conseguir capital en los mercados de la Unión Europea, Mews -una empresa de software para hostelería con raíces checas- consiguió finalmente financiación registrándose como empresa holandesa.

Para su siguiente paso, Mews mira aún más lejos de casa y se plantea cotizar en bolsa en Estados Unidos, lo que pone de relieve el problema de que las empresas emergentes abandonen el bloque de los 27 países para crecer.

Aunque la UE ofrece un enorme mercado único de productos y servicios, sigue teniendo 27 mercados de capitales con un laberinto de leyes sobre valores, impuestos y contabilidad diferentes.

"Fue un proceso horrible", dijo el director general de Mews, Matt Welle, sobre los obstáculos a los que se enfrentó para acceder a los mercados europeos, donde "todas las normas son diferentes en cada país".

Estas dificultades están perjudicando las ambiciones de la UE de competir con China y EE.UU. en el cambio mundial hacia las industrias de crecimiento del futuro, centradas en las tecnologías "verdes" y digitales.

La Comisión Europea, brazo ejecutivo de la UE, afirma que Europa necesitará 650.000 millones de euros (692.000 millones de dólares) -alrededor del 4,5% de su economía- de inversión adicional al año hasta 2030 para poder competir.

Eso, argumenta, sólo puede venir del sector privado.

Para una empresa como Mews, Welle afirma que la vía más probable para una oferta pública inicial (OPI) es Estados Unidos "porque ese mercado entiende lo que hemos hecho... y simplemente hay más liquidez allí".

El servicio sueco de transmisión de música Spotify y la empresa alemana de biotecnología BioNtech destacan entre las muchas empresas que han cruzado el Atlántico para crecer.

Esta semana, casi una década después de que se dieran a conocer los primeros planes para crear una verdadera Unión de Mercados de Capitales (UMC), los líderes de la UE reunidos en Bruselas están decididos a darle un nuevo impulso.

Los funcionarios europeos afirman que si los avances en la CMU han sido lentos, se debe en parte a que a menudo se consideraba un "nice-to-have".

Ahora, se espera que los líderes de la UE hagan hincapié en que las nuevas realidades económicas la convierten en un "must-have".

FRAGMENTADA

Entre los objetivos de la UMC, lanzada en 2015, figuraba la armonización de las leyes sobre el impuesto de plusvalías y quiebras, el tratamiento prudencial de los activos transfronterizos y las normas para los folletos de acciones.

Un gran objetivo era aprovechar miles de millones de euros de ahorro nacional e internacional animando a las empresas europeas a emitir más acciones, bonos y otros activos.

Pero los inversores privados señalan el laberinto europeo de diferentes legislaciones nacionales sobre quiebras, fiscalidad, información financiera, contabilidad y supervisión, lo que significa mayores costes de cumplimiento, mercados menos líquidos y mayor incertidumbre.

En Europa, las empresas obtienen el 30% de su financiación de valores y el 70% de préstamos bancarios, que es la situación inversa a la de Estados Unidos, donde las valoraciones bursátiles también son más atractivas.

"Muchas de las empresas de Europa buscan salir a Estados Unidos porque las valoraciones son más altas, pero también porque los mercados europeos son muy pequeños y están muy fragmentados", afirma Isabelle Freidheim, socia directora del inversor estadounidense Athena Capital.

Como resultado, unos 250.000 millones de euros al año abandonan la UE para irse a otros lugares, principalmente a Estados Unidos, según estimó a principios de año la directora del Banco Central Europeo, Christine Lagarde.

MOMENTO CRUCIAL

Una medida que podría ayudar a restablecer el equilibrio sería eliminar el trato preferente de los préstamos en los sistemas fiscales de la UE, en los que las empresas pueden deducir de los impuestos los intereses de los préstamos bancarios.

No tienen un incentivo similar cuando obtienen dinero a través de acciones, lo que hace que esta vía sea menos atractiva.

Otra es persuadir a los europeos de que la inversión en valores puede ofrecer mayores rendimientos que mantener el dinero en una cuenta bancaria. Los hogares de la UE guardan tres veces más ahorros en depósitos bancarios que los ciudadanos estadounidenses, que invierten más en valores.

Mientras tanto, la falta de una UMC también significa que los inversores sofisticados a largo plazo, como las aseguradoras o los fondos de pensiones, tienden a invertir en acciones y deuda del país de la UE en el que tienen su sede, según ha declarado el Fondo Monetario Internacional.

Por último, la fragmentación ha obstaculizado el crecimiento de las empresas de capital riesgo, especializadas en ayudar a las empresas de nueva creación, ya que incluso los países europeos mejor clasificados cuentan con menos de la mitad del nivel estadounidense de financiación de capital riesgo, según estimaciones del FMI.

Mientras los líderes de la UE se reúnen para abordar estas cuestiones, algunos en los mercados les instan a actuar con rapidez.

"Nos encontramos en un momento crucial del ciclo de la innovación, ante el mayor imperativo de financiación que hemos visto en generaciones", declaró antes de la reunión Tom Wehmeier, socio del capital riesgo europeo Atomico.

"Los inversores europeos, tanto privados como institucionales, tienen que colmar ahora este déficit de financiación si queremos que Europa alcance todo su potencial", añadió Wehmeier. (1 dólar = 0,9394 euros)