En abril de 2021, el gobierno aprobó el vertido al mar de más de un millón de toneladas de agua irradiada procedente del emplazamiento tras su tratamiento. En aquel momento dijo que la liberación se produciría "en unos dos años".

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón dijo en julio que los reguladores consideraban segura la liberación del agua, que se filtraría para eliminar la mayoría de los isótopos pero que aún contendría restos de tritio, un isótopo del hidrógeno difícil de separar del agua.

El plan se ha topado con la dura resistencia de los sindicatos de pescadores locales por el impacto que la liberación del agua puede tener en sus medios de vida. Países como Corea del Sur y China también han expresado su preocupación.