La liberación durará unos 17 días a partir del jueves, durante los cuales se verterán al océano Pacífico unos 7.800 metros cúbicos de aguas residuales.

Las autoridades nucleares, incluido el organismo de control nuclear de Naciones Unidas, han afirmado que el plan tendrá un impacto insignificante sobre los seres humanos y el medio ambiente, pero aún así ha enfadado a algunos vecinos, especialmente a China.

El vertido inicial del agua a finales de agosto provocó una prohibición general de los productos del mar japoneses por parte de China y un diluvio de llamadas de acoso a empresas y oficinas, que se cree que proceden de China.

Junichi Matsumoto, que supervisa el vertido de agua en Tepco, dijo el miércoles durante una conferencia de prensa que Tepco había recibido más de 6.000 llamadas desde el extranjero entre el 24 y el 27 de agosto. Muchas parecían proceder de China, pero Tepco no hizo un seguimiento del número exacto de dichas llamadas.

Japón comenzó el vertido de agua en agosto en un paso clave hacia el desmantelamiento de la central de Fukushima, que sufrió fusiones tras ser golpeada por un tsunami en 2011 en el peor desastre de una central nuclear del mundo desde Chernóbil 25 años antes.

Japón afirma que el agua se trata para eliminar la mayoría de los elementos radiactivos excepto el tritio, un isótopo del hidrógeno que debe diluirse porque es difícil de filtrar.

Los niveles de tritio en las aguas circundantes desde el vertido inicial han cumplido las normas predeterminadas, según las pruebas realizadas por Tepco, y no se ha identificado ningún problema con el primer vertido de agua, dijo Matsumoto.