Un Boeing 747 modificado con un cohete bajo el ala despegará del aeropuerto de Newquay el lunes por la noche, observado por multitudes a lo largo de la pista, antes de elevarse sobre el Atlántico, donde al cabo de una hora soltará un cohete a unos 35.000 pies de altura.

El vuelo catapultará a la pequeña localidad costera de Newquay, en Cornualles, al suroeste de Inglaterra, de 20.000 habitantes y más conocida entre los surfistas por sus fiables olas que se deslizan frente al Atlántico, al primer plano como destino de Europa occidental para pequeños satélites.

Virgin Orbit, propiedad en parte del multimillonario Richard Branson, dijo que la misión lanzaría nueve satélites desde su cohete LauncherOne, en lo que será la primera vez que la empresa lo haga fuera de su base en Estados Unidos.

El nuevo puerto espacial de Newquay ofrece a Europa opciones para lanzar satélites más pequeños en un momento crítico, después de que la guerra de Ucrania le cortara el acceso al uso de los vehículos rusos Soyuz. El cohete Ariane 6 de la Agencia Espacial Europea (ESA), diseñado para transportar grandes satélites, también ha sufrido retrasos.

La guerra de Ucrania ha puesto de relieve la importancia para fines militares tácticos de los satélites más pequeños, como los que se lanzan desde Newquay, que pueden ponerse en órbita baja en un plazo mucho más breve que los más grandes.

SUJETO A CAMBIOS

Se espera que el avión despegue en algún momento entre las 21.40 GMT y las 23.00 GMT, pero depende del tiempo y de "la salud del sistema" y Virgin Orbit ha dicho que hay fechas de reserva disponibles para más adelante en enero.

"Suponiendo que todo siga presentando un buen aspecto, actualmente seguimos un buen rumbo para el lanzamiento", declaró el domingo una portavoz de Virgin Orbit.

Los entusiastas del espacio con entradas para el evento lo verán desde una zona de observación al otro lado de la pista antes de que la atención se desplace a una retransmisión en directo desde una gran pantalla.

El enfoque de Virgin Orbit en los satélites pequeños se sitúa en el otro extremo de la escala de los grandes satélites de empresas como SpaceX de Elon Musk, pero el mercado está creciendo.

Se utilizan para el cambio climático, la observación, el desarrollo urbano y la seguridad, y Gran Bretaña espera que el nuevo puerto espacial impulse su economía espacial.

El país cuenta con una gran industria espacial que emplea a 47.000 personas, que construyen más satélites que cualquier otro lugar fuera de Estados Unidos, pero éstos han tenido que viajar a puertos espaciales de Estados Unidos, la Guayana Francesa o Kazajstán antes de poder ponerse en órbita.

Hacer despegar la misión ha llevado su tiempo. Se retrasó desde finales del año pasado debido a la miríada de autorizaciones reglamentarias necesarias para el vuelo inaugural.