JAN YUNIS, Gaza, 9 ene (Reuters) - Los palestinos apenas ven tregua en los bombardeos israelíes que han destrozado Gaza, a pesar del anuncio de Israel de una nueva fase "más selectiva" de su guerra y de la renovada presión del máximo diplomático estadounidense para que se proteja a los civiles durante una visita.

El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, había declarado el jueves que el ejército "pasará a un nuevo enfoque de combate" con una campaña aérea menos intensa, tras haber dicho anteriormente que empezaría a retirar algunas tropas de la Franja de Gaza.

Sin embargo, las familias siguen acudiendo a los hospitales de Gaza cada mañana, llevando a sus parientes heridos durante los bombardeos nocturnos, y encontrando salas y pasillos abarrotados, a veces manchados de sangre.

"Cualquier cosa que se mueva es un objetivo en Palestina, y especialmente en Gaza", dijo Shehada Tabash al llegar al Hospital Europeo de Jan Yunis tras perder a su sobrina y a su primo en un ataque aéreo.

Las autoridades sanitarias de Gaza, gobernada por Hamás, informaron a primera hora del martes de la muerte de 126 personas en las últimas 24 horas, lo que eleva a 23.210 el número de víctimas mortales desde el 7 de octubre.

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, dijo que era "absolutamente imperativo" que Israel hiciera más para proteger a los civiles, antes de llegar el martes a Tel Aviv para reunirse con el primer ministro Benjamin Netanyahu, en el marco de una gira regional.

En una reunión con Netanyahu, Blinken "subrayó la importancia de evitar más daños a la población civil y de proteger las infraestructuras civiles en Gaza", dijo en un comunicado el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller.

Pero para muchos gazatíes, la mayoría de los cuales se han quedado sin hogar tras tres meses de bombardeos que han destrozado bloques de apartamentos, escuelas, hospitales e incluso cementerios, esas palabras suenan vacías.

"Nos bombardean aviones estadounidenses, explotan sobre nosotros armas estadounidenses, así que Blinken deje de decir tonterías", sijo Shaban Abad, de 45 años, informático de la ciudad de Gaza, que se desplazó primero a Jan Yunis y luego a Rafah con sus cinco hijos.

"Desde que llegó a la región no han cesado los bombardeos en Gaza, en Rafah, que se supone que es un lugar seguro. ¿No lo ve?", añadió Abad.

El objetivo declarado de Israel es destruir a Hamás, que mató a más de 1.200 personas, en su mayoría civiles, y secuestró a 240 rehenes cuando sus combatientes arrasaron la frontera el 7 de octubre.

Sin embargo, aunque gran parte del densamente poblado pequeño enclave costero ha quedado reducido a escombros, el grupo militante islamista sigue luchando y sus principales líderes siguen en libertad.

El ejército israelí, que ha dicho que los civiles palestinos no deben intentar regresar a sus hogares en el norte de Gaza, donde comenzó su ofensiva en octubre, ha ampliado mientras tanto sus operaciones en Jan Yunis, en el sur, dijo el martes.

En Jan Yunis, Abdel Jaber Mohammed al-Farra, de 8 años, dijo que él, su padre y su hermano menor habían huido de su casa sin nada, bajo los disparos por las fuerzas israelíes mientras buscaban refugio en el Hospital Europeo.

"Oímos el ruido de los tanques en la calle. Corrimos. Vimos fuerzas a pie. Nos escondimos detrás de un muro. El soldado empezó a disparar contra el muro. Nos fuimos sin nada", dijo.

La familia Farra se une a una enorme masa de desplazados que no pueden regresar a sus hogares, dependen por completo de suministros de ayuda inadecuados y no ven el final de la guerra.

En un campamento improvisado cerca del hospital donde la familia Farra busca ahora refugio, Youssef Salem Hijazi dijo que la casa de su familia en el norte había sido destruida. Aun así, quieren volver allí para levantar una tienda entre los escombros y empezar a rehacer su vida, dijo.

Los comentarios de Blinken instando a Israel a suavizar su ofensiva y permitir a los civiles regresar a sus hogares fueron bien recibidos, dijo Hijazi. "Pero oímos sus palabras en vano. No vemos nada. Seguimos las noticias, pero no vemos nada en la realidad en lo que basar la esperanza. No vemos ningún atisbo de hogar".

(Reporte de Arafat Barbakh en Jan Yunis; contribución de Nidal al-Mughrabi; edición en español de Javier López de Lérida)