Credit Suisse es el segundo banco de la Confederación Helvética y uno de los veinte mayores gestores de activos del mundo, con 1.614.000 millones de CHF en activos gestionados. El banco se vio gravemente afectado por la crisis financiera de 2008 -aunque no tan gravemente como su rival UBS- y sus consecuencias, en particular el debilitamiento del secreto bancario. En la última década se han sucedido las iniciativas estratégicas para reducir costes y simplificar la organización. Pero está claro que los objetivos se han revisado regularmente a la baja, mientras que la cotización se ha hundido: -25% en un año, -50% en cinco años y -71% en 10 años. Los peores resultados de las 50 principales empresas suizas. 

Las ambiciones de Credit Suisse en el sector de los seguros acabaron en fracaso (Winterthur, comprada en 1997, fue vendida a Axa en 2006), mientras que su expansión en la banca de inversión le ha valido una presencia recurrente en la página de escándalos financieros. Para colmo, el banco tuvo que separarse de su nuevo Sr. Limpio, Antonio Horta-Osorio, que dimitió tras nueve meses por violar las normas suizas de cuarentena en dos ocasiones durante la pandemia, con la ayuda de un jet privado. No tan limpio después de todo.

Valoración y confianza en el suelo

En la bolsa, Credit Suisse tiene unos ratios bastante bajos. Pero, por un lado, sabemos por qué, dados los recientes escándalos, y por otro, una valoración baja para un banco europeo no ha sido necesariamente una garantía de potencial en los últimos años. Además, el crecimiento de los ingresos es más bien escaso, señalan los analistas, mientras que los costes aumentan. El expediente se resiente de la comparación con la UBS.

Los conocedores del sector señalan que el banco de tres llaves (UBS y Credit Suisse son las dos velas) se vio obligado a reinventarse tras ser rescatado con dinero público durante la crisis de las hipotecas subprime. El caso contrario es el de Crédit Suisse, que rechazó la oferta de la Confederación para recurrir a los petrodólares de Oriente Medio (Qatar y Arabia Saudí tomaron una participación del diez por ciento en el banco)... y se libró de ser cuestionado. En un entorno en el que la reputación es la mejor tarjeta de presentación, será necesario sacar los remos para acompañar a las dos velas antes de poder atracar.

Fuentes: MarketScreener

Esta es probablemente una explicación válida, junto con una flagrante falta de control. Para que una empresa de este tamaño acumule líos, es porque la alta dirección es deficiente e incapaz de contener a sus tropas. La llegada de Axel Lehmann a la presidencia, un experimentado ejecutivo del mundo financiero suizo, podría contribuir a invertir la tendencia. Pero no es la primera vez que se cuenta a los accionistas la fábula del retorno a una mejor fortuna. Se necesita un poco más para convencerlos. ¿La prueba? En un año, la acción ha perdido un 28%, mientras que el STOXX Europe 600 Bank ha ganado un 10%.

"No había que invitarlo" identifica empresas más bien cualitativas que atraviesan un periodo difícil en la bolsa. Nunca se sabe, ¡puede que se recuperen! Últimos artículos de la sección :