Japón pretende restaurar sus capturas anuales de pescado a 4,4 millones de toneladas métricas para 2030 desde los mínimos históricos del año pasado, declaró un funcionario de la Agencia de Pesca, añadiendo que no se esperaba ningún impacto del vertido de agua procedente de la accidentada central nuclear de Fukushima.

Japón comenzó a verter al mar agua radiactiva tratada procedente de la central nuclear la semana pasada, enfrentándose a las críticas dentro y fuera del país, en particular de su mayor socio comercial, China, que prohibió las importaciones de marisco japonés.

Aunque el impacto económico global de la prohibición es insignificante, la empresa de estudios de mercado Teikoku Databank afirmó que más de 700 exportadores de alimentos japoneses se han visto afectados. El gobierno les ha prometido ayuda financiera.

"El gobierno japonés sigue vigilando para garantizar la seguridad del pescado local, por lo que básicamente no hay ningún impacto en nuestro objetivo de ampliar la producción pesquera", declaró el miércoles a Reuters Takahisa Yamamoto, subdirector de la división de planificación de políticas de la Agencia de Pesca de Japón.

Las pruebas realizadas en el agua de mar cercana a la central de Fukushima, al norte de Tokio, no han detectado radiactividad alguna, según informó el domingo el Ministerio de Medio Ambiente.

La platija olivácea y el rubio capturados para pruebas separadas en la costa de Fukushima entre el 24 y el 26 de agosto no encontraron rastros radiactivos por encima de los niveles detectables, según un análisis de la Agencia de Pesca revisado por Reuters.

La producción pesquera, excluyendo la piscicultura, alcanzó un mínimo histórico de 2,92 millones de toneladas el año pasado, un 9% menos que el año anterior, lo que según Yamamoto se debió principalmente a un cambio en las corrientes que alejó a los peces de las zonas en las que antes se capturaban.

Para restablecer las capturas a 4,4 millones de toneladas, el nivel registrado por última vez en 2010, antes del terremoto y el tsunami de 2011 que destruyeron la central nuclear de Fukushima Daiichi, la agencia planea aumentar los niveles de las poblaciones de peces aplicando límites a las capturas.

También está apoyando a los pescadores para que diversifiquen sus capturas, pasando de la sardina, el calamar y el salmón, cuyas poblaciones están disminuyendo debido al aumento de la temperatura del agua del mar provocado por el calentamiento global, a la sardina y la seriola, que se capturan en mayores cantidades, explicó Yamamoto.

Otro apoyo a la industria incluye ayudar a impulsar la acuicultura y las exportaciones, dijo Yamamoto, ya que el consumo de pescado está creciendo en todo el mundo, a diferencia de la demanda en Japón, donde la gente ha estado añadiendo carne a su dieta.

A medida que los hábitos alimentarios de los japoneses se asemejan más a los de Occidente, el consumo de pescado por persona se ha reducido casi a la mitad, pasando de 40 kg en 2001 a 23 kg en 2021, mientras que el consumo de carne aumentó de unos 25 kg a 34 kg. (Reportaje de Yuka Obayashi y Katya Golubkova; edición de Robert Birsel)