En 2017, Netflix empezó a comercializar productos basados en sus producciones. Aprovechando la moda de Stranger Things, el grupo se asoció con el minorista estadounidense Target para vender camisetas, tazas y figuras con personajes de la serie.

En 2021, el gigante del streaming anunció a bombo y platillo el lanzamiento oficial de su propia tienda en línea, desmarcándose así de los intermediarios. En este sitio, los fans pueden encontrar artículos dedicados a sus éxitos de taquilla (figuritas, llaveros, ropa), así como el "estilo de vida Netflix", es decir, productos estampados con su logotipo e ingeniosamente inspirados en la experiencia del usuario: cuadros escoceses, sudaderas y chándales ultracómodos. Aunque los periódicos se hicieron eco de la noticia en su momento, tengo que admitir que me perdí este negocio paralelo, toda una ganancia para sacar provecho del compromiso de los fans.

Hoy en día, Netflix, que no tiene nada de qué avergonzarse en cuanto al rendimiento de sus producciones, se ha dotado de una miríada de marcas para vender: además de los artículos dedicados a los adolescentes de Stranger Things, ahora existen los de Sex Education, The Witcher, Squid game, Emily in Paris y Squid Game. Una miríada de marcas en una multitud de soportes, en asociación, o no, con grandes nombres de la moda y la ropa.

La tienda electrónica de la cadena cuenta con balones de baloncesto de Spalding, botas Moon Boots y juegos Uno con los colores de Stranger Things, chándales de Ellesse con el logotipo de Cobra Kai, una colección textil "Champère" inspirada en el champán que bebe Emily, la protagonista de la serie homónima ambientada en París, serie homónima ambientada en la capital francesa, zapatos Casa de papel, recetarios de cócteles de Peaky Blinders, monopatines, gafas, pósters... y hasta réplicas de peluche de los perros de la serie Crónicas Bridgerton. Sin olvidar las bandas sonoras en vinilo de cada una de sus exitosas producciones.

Fuente: Tienda Netflix

Ahora, incluso antes de estrenar una serie en la plataforma, el grupo evalúa el alcance de su futuro éxito y, por tanto, la necesidad de producir la mercancía asociada. La ventaja no es sólo económica -bueno, lo es, pero no directamente-. Al vestirse con esta ropa o exhibir estos juegos, los espectadores dan vida a las producciones entre temporadas y se convierten en embajadores de las mismas. Un golpe publicitario. Incluso dan lugar a comunidades... que se reúnen en eventos dedicados, y pronto incluso en locales dedicados... (ya ven por dónde voy). ¿No hemos visto un parque temático gigante dedicado a la saga de Harry Potter? ¿Y zarpar cruceros temáticos de Disney? El grupo ya ha creado unos cuarenta divertidos eventos o experiencias de degustación por tiempo limitado inspirados en estas producciones, que, según dicen, han atraído a varios millones de fans.

Y para completar el círculo, el grupo vuelve a comercializar sus productos derivados a través de otros distribuidores, ávidos de los posibles spin-offs. Se pueden encontrar llaveros de Netflix en Walmart o jerseys en Zara.

Sin embargo, embarcarse en esta actividad tiene sus riesgos: saturación, sobreproducción o erosión de la marca. Pero hay otros tantos riesgos en no dar el paso: productos no oficiales derivados de la serie de los miércoles (no producidos por Netflix) han aparecido en las estanterías y se han extendido como la pólvora: todo lo cual supuso una pérdida de ingresos para el streamer, que no poseía los derechos de la serie de la Familia Addams, que pertenecían a MGM.

Fuente: Tienda Netflix