La empresa, una unidad del gigante automovilístico japonés Honda Motor Co Ltd, dijo que su planta cerraría del 9 al 31 de marzo de 2023.

"La empresa no está en condiciones de continuar con su producción", dijo en un aviso a la Bolsa de Pakistán (PSX), explicando que su cadena de suministro se había visto "gravemente perturbada".

Otros fabricantes de automóviles que cotizan en bolsa, como Indus Motor Company Limited (INDU) y Pak Suzuki Motor Company (PSMC), también se han visto obligados a detener la producción durante los últimos tres trimestres debido a las dificultades económicas de Pakistán, que han hecho que las reservas de divisas del banco central hayan caído a un nivel apenas capaz de cubrir cuatro semanas de importaciones.

Como consecuencia, las cartas de crédito (LC), utilizadas para las importaciones, están sufriendo retrasos en su tramitación y se está dando prioridad a artículos de primera necesidad como alimentos y medicinas.

Pakistán mantiene actualmente conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para desbloquear el siguiente tramo de 1.100 millones de dólares de un rescate de 6.500 millones acordado en 2019.

"Es preocupante porque los cierres no sólo repercuten en la rentabilidad de las empresas, sino también en el desempleo. Cuanto más se prolonguen estos cierres, se pondría a prueba la capacidad de las empresas para mantener la plantilla", afirma Fahad Rauf, jefe de investigación de Ismail Iqbal Securities, una firma local de corretaje.

Rauf añade que no es probable que la situación mejore pronto para los sectores de baja prioridad, como el del automóvil, dadas las limitaciones de la LC.

"Pakistán tiene dólares limitados y hasta que las reservas mejoren hasta cubrir al menos dos meses de importaciones, es probable que continúen las restricciones a la importación".

Otras paradas de fabricación en el sector han sido de entre dos y 16 días.